Hellmann’s Light y su Manifiesto - Campaña para Sudamerica
En el marco de su campaña “Manifesto”, Hellmann’s Light, apoya el movimiento Slow en su búsqueda de inspirar a las personas a disfrutar el placer de saborear cada instante. Bajo esta consigna, Hellmann´s Light propone reencontrar el equilibrio, revalorizando los afectos y recuperando ritmos de vida más humanos.
Con la propuesta de saborear cada instante, Hellmann’s Light ofrece una experiencia de sabor y de saludabilidad para el disfrute de todas las comidas y busca transmitir un mensaje simple, universal e inspirador: reencontrarse con los pequeños y verdaderos placeres de la vida.
Para apoyar esta campaña y difundir la filosofía Slow como un estilo de vida, Hellmann’s Light invitó especialmente al país a Carl Honoré, autor canadiense del best seller mundial “Elogio de la Lentitud” y el mayor referente internacional del movimiento Slow.
“Manifesto” se trata de una estrategia de comunicación 360º, creada bajo el concepto “Descubrí el placer de saborear cada instante” y desarrollada, conjuntamente, por las agencias Ogilvy, 141 y Urban PR para los países de Argentina, Uruguay y Paraguay. La campaña contempla una inspiradora pieza de TV locutada por la actriz Norma Aleandro, vía pública y gráfica, diferentes ejecuciones en lugares afines al target y el desarrollo de un microsite interactivo, especialmente diseñado para la campaña (www.saborearcadainstante.com).
“Estamos muy felices por contribuir a difundir la filosofía Slow a través de nuestra campaña y nos llena de orgullo que Carl Honoré, el principal representante del movimiento Slow a nivel internacional, participe de ella y nos ayude a inspirar a las personas a que descubran el placer de saborear cada instante. Como marca de aderezos queremos reivindicar el disfrute de todas las comidas, aportando sabor y salud a la mesa familiar”, comentó Paula López Landívar, Gerente de Hellmann’s Argentina.
Manifesto Hellmann’s Light
Es tiempo de reflexionar y revalorizar los afectos, de recuperar ritmos de vida más humanos.
Despertemos los sentidos adormecidos, aprendamos a gustar y a degustar. Volvamos a enamorarnos de las pequeñas cosas.
Probemos saborear la vida con más calma, vivamos más tranquilos.
Observemos con calma lo que nos rodea, hagamos de a una cosa por vez.
Redescubramos los pequeños placeres.
La vida es más placentera cuando disfrutamos cada instante.
Dejemos de contar los minutos, empecemos a vivir cada uno de ellos. Es hora de saborearlos.
Descubrí el placer de saborear cada instante. Hellmann’s Light.
Carl Honoré, un hombre con corazón de tortuga
Carl Honoré -autor bestseller canadiense, radicado en Londres- es el mayor referente internacional del movimiento Slow. Ha colaborado para diarios como El Economista, The Observer, The Miami Herald y la revista Time alrededor de Europa y Sudamérica.
En su labor de periodista, obtuvo el premio Citation for Excellence de la Asociación de Prensa de América.
Su primer libro, “In praise of slow: How a Worldwide Movement is Challenging the Cult of Speed” (“Elogio de la Lentitud”) examina la aceleración de la vida moderna y muestra a esa minoría creciente y pacifista que se niega a vivir obsesionada por la velocidad. La obra fue traducida a 28 idiomas, fue elegida como el libro de no ficción del año por The Christian Science Monitor, y fue finalista en The Books For a Better Life Awards (US) y The Nautilus Book Awards (US).
En Argentina, el libro fue publicado en el año 2005 por la editorial Del Nuevo Extremo y ya ha alcanzado su décima edición.
Claves para aprender a tomarte la vida con más calma y saborear cada instante
“Todos sabemos que nuestras vidas son demasiado frenéticas y queremos ir más despacio. Individualmente, cada vez somos más los que pisamos el freno y descubrimos que nuestra calidad de vida mejora”, Carl Honoré.
1) Reencontrar tu propio equilibrio. Pasá un rato a solas con vos mismo, y en silencio. Escuchá tu voz interior. Meditá sobre tu vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio no te será fácil, pero luego notarás los beneficios.
2) Revalorizar los afectos. Cuando estás con tus afectos, que tu mente también esté con ellos. Apagá el celular y si no podés apagarlo y recibís llamadas, no pasa nada si respondés más tarde.
3) Recuperar ritmos de vida más humanos. No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas cosas que te planteás hacer ahora, son postergables. Probá y verás. Animáte a dejar espacios, no tengas miedo a los espacios sin citas. Celebralo. Reencontrate con tu tiempo libre.
4) Despertar los sentidos adormecidos. Redescubrí todos tus sentidos. Escuchá música con calma y verás que es bellísima. DIsfrutá del detalle de las texturas y la fragancia de las especias. Mirá en lugar de ver.
5) Hacer una cosa por vez, dejar de contar los minutos y empezar a vivir cada uno de ellos. Hacé una cosa por vez. Escribí un ranking de prioridades. El trabajo es muy importante y debemos hacerlo, pero meditá y verás que no es lo más importante en tu vida. Paradójicamente, una persona que sabe hacer una pausa en el momento indicado resulta más productiva.
6) Redescubrir los pequeños placeres. Recordá que la conversación y, aún la compañía silenciosa, son los medios de comunicación más antiguos y más eficaces que existen. Redescubrílos, redescubríte.
7) Sorprender a alguien. Una simple sorpresa puede generar una gran sonrisa. Tomarse un rato para ir a almorzar con tus hijos es importante. Disfrutá sorprendiéndolos. No creas que tus hijos pueden seguir tu ritmo. Sos vos quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos.
8) Disfrutar un momento de encuentro. Hay momentos que son de encuentro, únicos en el día. Es importante cuidarlos. Que nada interrumpa tu cena familiar; aprendé a disfrutarla. Encontráte con tus hijos. Escuchálos, dialogá con ellos. Escuchá sus sueños, sus miedos, sus fantasías, sus problemas.
9) Saborear cada instante.
Tomate tiempo para disfrutar del momento de la comida. Comer apurado hace mal y es uno de los placeres de la vida. No lo arruines con prisa. Saboreálo!
Movimiento Slow
(…)“es una filosofía de vida, muy sencilla pero muy potente y hasta revolucionaria, que lucha por el derecho a establecer nuestros propios tiempos”, Carl Honoré.
Entre la vorágine diaria de competitividad y estrés y la vida contemplativa hay un punto intermedio: el Movimiento Slow. Sus dos caballos de batalla: el placer gastronómico por un lado y la reivindicación de ritmos vitales más lentos y meditados, por otro.
Lo que comenzó siendo una reacción a la comida rápida pasó a convertirse en una filosofía de vida y a acaparar todos los ámbitos, incluído el urbano.
La filosofía Slow consiste en un principio muy sencillo: hay que darle a cada cosa/momento/tarea el tiempo y la concentración que necesita y merece. Se trata de hacer las cosas bien, en vez de siempre hacerlas rápido. De favorecer la calidad antes de la cantidad un todo -comida, sexo, trabajo, relaciones humanas, ejercicio, deportes, paternidad, etc. Buscamos un punto intermedio, un equilibrio entre la rapidez y la lentitud. No se trata de hacerlo todo a paso de tortuga. Eso sería una pesadilla tan fea como la de hacerlo todo a paso de liebre. Se trata de reaprender el arte de cambiar de marchas, de hacer cada cosa a su "tempo giusto".
De cierto modo, el movimiento Slow reúne varias tendencias que ya existen (por ejemplo: ecologismo, buen vivir, new age) desde hace tiempo. Lo nuevo es que se mira, y se replantea, todo por la óptica del tiempo. Y también el lenguaje de la lentitud es nuevo, o por lo menos más fresco. No se cae en los viejos debates estériles de izquierda y derecha. Slow no es anti-capitalismo; se busca un capitalismo más equilibrado y menos destructivo. La filosofía Slow tiene algo para todo el mundo, porque ahora todos somos victimas del culto a la velocidad.
Sobre los orígenes del movimiento
En 1987, el periodista y gastrónomo italiano Carlo Petrini revolucionó el mundo sin saberlo. En un lugar de incomparable belleza como la Piazza de Spagna de Roma, se abrió un establecimiento de comida rápida (fast food).
Su indignación fue tal ante una invasión de tal calado que decidió tomar cartas en el asunto y generar una conciencia colectiva de protección de la alimentación tradicional, tan rica por otro lado en toda la cuenca mediterránea.
Se basaba en productos con tres características principales: buenos (de calidad), limpios (sostenibles y/o ecológicos) y justos (eliminación de la mano de obra esclava a través de la coproducción, un modelo agrícola menos intensivo y más limpio y en el que quedara reflejado el conocimiento gastronómico de las comunidades locales). A esto se añadían algunas particularidades más: saber apreciar la comida, degustarla sin prisas y hacer de la alimentación el primer pilar de una vida menos opresora.
La nueva concepción corrió como la pólvora y dos años después se creó el Movimiento Slow Food a través de un manifiesto titulado "Elogio de la lentitud" y un logotipo con el dibujo de un caracol. Toda una declaración de intenciones que convertía el qué y el cómo comer en una filosofía de vida. La extrapolación al resto de ámbitos propios del ser humano no se hizo esperar.
Hoy, existe una red mundial de Slow Cities en las que prima el respeto al medio ambiente, la educación, el control de la especulación y la sostenibilidad. Sin prisas, sin agobios. Más de 80.000 personas en el mundo (aproximadamente 1.000 en España) ya practican esta forma de vivir la vida.
Para finalizar, se puede afirmar que el Movimiento Slow es una actitud ante la vida , es un cambio cultural hacia la desaceleración y hacia el descubrir el placer de saborear cada instante. En definitiva, la filosofía Slow propone reencontrar el equilibrio, revalorizando los afectos y recuperando ritmos de vida más humanos.
1 comentario:
Viste gordito q eres un maravilloso publicista, pones tanta info interesante!!!!
Me encanto lo e la teoria slow, creo q estoy casi lista pa poder practicarla, siiiii... jijii... sobre todo xq no soy acelerada, pero la lentitud tb es mala buuu!!!
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